Para muchas personas, el salón de belleza es más que un lugar abocado a la estética, es un lugar terapéutico donde se puede hablar abiertamente sobre los problemas de la vida cotidiana, hasta de los más íntimos.
Sabiendo esto, muchos peluqueros y esteticistas de una ciudad del interior de Inglaterra están siendo entrenados para identificar signos de violencia doméstica en sus clientes.
La idea es tomar ventaja de la íntima relación entre el profesional y los clientes para proporcionar apoyo y orientación adecuada si hay evidencia de violencia doméstica.
Los principales signos que los profesionales van a observar en los clientes son: si están utilizando ropa holgada o larga para cubrir las marcas de los golpes, especialmente cuando el clima es cálido, o si cancelan los turnos programados con demasiada frecuencia.
En Norwich, donde se está implementando la iniciativa, la policía recibe un promedio de 55 llamadas telefónicas diarias de informes abuso doméstico.
En Latinoamérica una iniciativa similar sería muy útil. Nuestros números son alarmantes: una de cada tres mujeres han dicho a sufrir algún tipo de violencia. Por día, alrededor de 500 mujeres brasileñas son víctimas de la agresión, y la mayoría, el 52%, no informa el hecho a las autoridades competentes.
Fuente: Eastern Daily Press y Revista Exame
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